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Es uno de esos días normales, que todo es igual la misma rutina, la casa,el colegio, solo hacia la diferencia que era día del maestro, siempre hay quien lo celebre un alumno agradecido, los padres de familia, el municipio o la misma administración de la institución, en fin ese día lo estábamos festejando, luego en el trayecto a casa; escuche mi nombre era un compañero de esos bohemios que se encontraba en un bar, donde la buena música, el buen trago e inclusive su buena administración te atrae, entré y lo salude pero de inmediato la mirada se desvió hacia otro lado, allí, estaban esos ojos verdes como la esmeralda y transparentes como el cristal. Inmediatamente me transporte a la época de mi niñez cuando pasaba por la plaza principal y lo veía allí en el negocio de su padre, habían pasado veinte años para volverlo a ver, esta vez de frente, solo cruzamos nuestras miradas tan profundas, que se sienten de inmediato las maripositas en el estómago, él como buen caballero mando un par de tragos para mi compañero y yo; solo me miraba no se atrevíaacercarse ni hablarme tal vez porque me veía acompañada, mi instinto me decía que le hablara, lo saludara, mi atrevimiento solo me llevo a darle las graciascuando disimule al ir al baño.
Ya se hacía tarde, mi casa estaba retirada, cuando me levante para irme, el vio que solo me despedíde mi amigo y Salí, no mire hacia atrás, pero mis pensamientos iban mas allá , casi lo sentía pisando mis pies, y si allí estaba frente a mi pidiéndome que lo dejara acompañarme, de inmediato no le dije que sí, me hice rogar unos minutos, pero era inútil, lo que sentí al verlo no me hacía despreciarlo; me sentía feliz, me llevo a casa en su carro muy despacio dio muchas vueltas para llegar, el trayecto fue corto, le di mi número de teléfono y no podía quedarme, estaba tarde, pero mi noche fue llena de buenos sueños.
Al día siguiente me despierto y buscaba mi celular y no lo encontraba, pues estaba descargado; cuando logro cárgalo, y lo prendo las llamadas perdidas de él eran demasiadas, luego de un largo rato espere su llamada, y no, estaba indignada y con una tristeza por no haberle contestado, pero en fin relaje mi pensamiento y continuo mi tarde, pero pasaban los segundos, minutos, horas y no sonaba, ¡cuando sonó!, casi lo desbarato, y si, era él, preguntándome si podía venir a casa, no lo pensé para contestarleque sí, allí estaba y desde aquel día todo fue maravilloso, como toda pareja teníamos nuestros inconvenientes porque en una relación no todo es color de rosa; pero yo lo amaba con sus virtudes y defectos, lo mismo él a mí, sentíamos el amor correr por nuestras venas, nos enamoramos como dos gorriones, no ocultábamos lo que sentíamos brotaba de nuestro corazón como un volcán, siempre nos prometíamos que nos amaríamos y fue así como escogimos nuestra canción “amémonos ahora, ahora que hay tiempo”, ahora que quieres, ahora que sientes, ahora que puedes, ahora que tienes; el sol en el cuerpo, el mar en los ojos, los brazos abiertos, ámame ahora, ahora, que llevas tu cabello al viento, ahora que nadie te hace preguntas, ámame, ámame ahora.(Gian Franco Pagliaro)
Éramos el uno para el otro, lo mismos gustos, dicen que los polos opuestos se atraen y yo siempre me llevo mi propia teoría eso se da en la energía, porque en el amor, para mí las dos personas deben compartir muchas cosas por igual, para poder entenderse y así llegar a una convivencia más sana. Cuando estábamos juntos, la moral no importaba, cruzábamos mil fronteras, no conocíamos el miedo, el tiempo se detenía no queríamos despedirnos, nos sentíamos bien juntos, pero cuando por las circunstancias no podíamos vernos ni estar juntos el celular se convertía en nuestro más fiel amigo y aliado. Aliado que un día me dio la peor de las noticias que nadie en su vida quiere escuchar.
Fue así como una sola llamada, acabo con nuestras ilusiones, con el sol en el cuerpo, con el mar en los ojos, con el cabello al viento, con los brazos abiertos, ese día todo había muerto, no solo él había muerto; se había llevado parte de mí, su voz enterrada, me persigue, es más fuerte que yo, muchas veces se lo he dicho en esas noches de soledad, que lo necesito que si no está conmigo se acerca mi final , que es muy larga su ausencia, y que mis noches son eternas, esperando que amanezca para ver que ya no estas.
Nada dura para siempre solo fue un bello espejismo, que duro lo que tenía que durar y este es mi final contigo, que tengo que aceptar, y tener presente que la vida continua que llegaran nuevas oportunidades, nuevas personas y retos y por más dolorosa que sea la muerte hay que aceptar que esas personas que más amamos tienen que partir. ”Todo te lo tragaste como la lejanía como el mar, como el tiempo, todo en ti fue naufragio” (Pablo Neruda).
Maria del Carmen Sepúlveda Gómez