El presente poema fue trabajado por dos parejas. Favor tras leerlo, revisar los dos comentarios.

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,

como las leves briznas al viento y al azar…

Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría…
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar…

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión;
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal;
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos…
¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también ¡Oh Tierra! un día… un día… un día…
en que levamos anclas para jamás volver;
Un día en que discurren vientos ineluctables…
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!

Adriana María Medina Jaramillo – Luis Ferney Muñoz Jaramillo

EXORDIO

Poema del escritor Antioqueño Miguel Ángel Osorio Benítez, cuyo primer seudónimo fue Ricardo Arenales y luego Porfirio Barba Jacob. Perteneció a la generación postmodernista que floreció hacia 1920 en Hispanoamérica. Fue considerado un poeta maldito por su vida aventurera y amoral. Reconocido por su más célebre poema “CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA”; por el cual se puede destacar como maestro de la adjetivación momentánea de la vida, donde se repiensan los hombres como seres móviles, fértiles o plácidos, otros sórdidos, lúbricos o lúgubres.  El ir y venir de la existencia cuyo final es el canto a la vida es traducido en un canto a la muerte compilado en una singular meditación lírica.

Este poema está compuesto de siete estrofas que denotan la temporalidad de una semana, donde el tiempo es un referente significativo para describir los momentos del estar del hombre en un espacio llamado mundo y en un estado llamado vida. Es cantar,  es entonar, es un soplar, un contemplar la existencia impregnada de fuertes y sutiles emociones. Es la voz desesperada del hombre que va a la muerte y que no espera más allá de la muerte.  Es el trasegar humano impregnado de movilidad, quietud, alegría, tristeza, soledad y sensualidad. Poder asistir a la cita del reencuentro consigo mismo después de mutaciones de entrañables días marcados por la impronta de los avatares de la vida.  Es un contraste de colores, emociones, reacciones, creencias que emergen en un espiral que se acerca a la muerte sin la oportunidad del regreso para poder cantar. En el poema se trasluce entonces la esperanza y la desesperanza del ser humano al ver cada amanecer nublado de sueños y ver el anochecer alejarse con la incertidumbre de un mañana cuyo vivir rige el destino del mundo terrenal.

PREGUNTAS

  1. ¿Cómo se convierte la vida en una canción?
  2. ¿En qué radica la profundidad de la vida del ser humano?
  3. ¿Qué situaciones se pueden evocar cuando el autor dice: “el alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar?
  4. ¿Cuáles penas del hombre serían motivo para sonreír?

Jady Johana Leudo Maturana – Henry David Uribe Londoño

El poema, “Canción de la vida profunda” del escritor santarrosano Porfirio Barba Jacob,  ilustra el comportamiento dinámico, versátil  y condicionado  que circula la vida de todo ser humano. Denota significados antagónicos que están presentes en el constante devenir de nuestra existencia, la alegría y la tristeza, el desánimo y la productividad, la tranquilidad y la angustia, el dolor y el bienestar, la vida y la muerte.

Nos permite pensar en que somos seres transitorios y evocar acontecimientos de nuestra existencia  en que nos hemos sentido fuertes y vencedores,  pero también aquellos en  que hemos sido marionetas  débiles  e indefensas frente a las diferentes circunstancias,  momentos y situaciones que vivimos.

En cada verso  del poema se deja entrever  el estado de ánimo de un persona a través de diversos momentos de su vida, sobre cómo podemos experimentar sentimientos, emociones, triunfos y derrotas,  y  la forma como podemos cambiar de estado de ánimo y  de carácter convirtiéndonos en seres divergentes.

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